PIENSA
Nuestro sistema económico y productivo global es un sistema abierto incorporado dentro de un sistema mayor como es el planeta, del que toma recursos y al que vierte residuos. En este sentido, el modelo económico es lineal e industrial, por lo que pasa las distintas fases de extracción y transformación de recursos (producción), consumo y vertido. Dicho de modo más sintético el modelo económico lineal produce–consume–tira, mientras que el modelo de la naturaleza es cerrado o circular, pues produce–consume–reintegra. Es decir, no genera residuos y lo reaprovecha y regenera todo mediante ciclos. Si pensamos, por ejemplo, en la piel de una fruta tirada al campo, ésta, al descomponerse, genera humus (abono) que fertiliza el suelo y sirve de nutrientes para crear nueva vida. Nada que ver con los plásticos industriales convencionales que persisten en el medio ambiente durante siglos.
Por ello, el sistema productivo actual lineal y globalizado genera graves impactos, no sólo de residuos, sino también de contaminación del aire, el agua y la tierra, además de contribuir al cambio climático y a la brecha social entre regiones del mundo.
Ver fichas contaminación, consumo sostenible, cambio climático, globalización, relaciones Norte-Sur.
Aunque muchas veces la economía circular se asocia sólo con la gestión adecuada de los residuos, va mucho más allá. Implica rediseñar los bienes y servicios para que estos, al final de su vida útil, puedan reintegrarse en el ciclo biológico o en el técnico evitando tanto el incremento de los residuos, así como de sus impactos, que hoy está poniendo en peligro la vida en el planeta.
La economía circular supone un nuevo modelo de producción y consumo que incluye actuaciones en todas las fases del ciclo de vida y la cadena de valor de los productos.
Requiere cuestionar la necesidad de explotar los recursos, sobre todo si no son renovables y encontrar las maneras más eco-eficientes de utilizarlos. Supone eco-diseñar, optimizar la duración de los bienes y servicios (reutilizar, reciclar, reparar, etc.)y la energía destinada a ellos.
Ver fichas prevención de residuos, reciclado, despilfarro alimentario, energía, consumo hídrico.
SABÍAS QUE...
Esta economía circular hunde sus raíces históricas en las teorías regeneradoras del ecologismo de los años 60, se desarrolló a finales de los años 80 y comienzos de los 90 cuando se comenzaron a analizar los impactos de los bienes y servicios en el planeta. Con la economía circularse pretende paliar estos promoviendo el cierre de ciclos, de modo que al final de su vida útil, los elementos biodegradables de lo producido y consumido regresen a la naturaleza (los residuos vegetales, alimentarios, etc., que pueden fertilizar el suelo, por ejemplo) y que los componentes tecnológicos (piezas, materiales, etc.) puedan reutilizarse para fabricar otros artículos similares.De este modo, cerrar los ciclos de materiales implica por tanto que los residuos se conviertan en nuevos recursos.
Desde los años 60, ecologistas y economistas como Kenneth E. Boulding abogaban por transitar a un modelo circular; hoy, hasta la Comisión Europea alega que hacerlo puede generar para el 2030 un beneficio de 1,8 billones de euros en el conjunto de la Unión Europea, un ahorro en materias primas de 600.000 millones de euros y la creación de 580.000 nuevos puestos de trabajo, alrededor de 70.000 en España. Además, el deterioro del suelo europeo disminuiría un 80% en 2050, evitaría la mitad las emisiones de dióxido de carbono en 2030, rebajaría el consumo eléctrico no renovable, y los móviles fabricados con componentes recuperados costarían un 50% menos.
Según la Fundación Ellen MacArthur, la economía circular podría hacer crecer el PIB europeo hasta un 11% en 2030 y un 27 % en 2050, sólo Reino Unido ahorraría 1.100 millones de dólares anuales en vertederos y suministraría 2 GWh de electricidad.
Todo ello requiere repensar nuestra forma de producir y consumir, sustituir la economía lineal de ‘usar y tirar’, por un modelo circular. La transición a la economía circular se hará realidad cuando las compañías, las administraciones y la población sean conscientes de sus beneficios, algo que está empezando a ocurrir. Transitar a esta circularidad en Europa costaría 630.000 millones de dólares y reportaría 3 billones de dólares.
La economía circular tiene una importante dimensión colaborativa al entender que hay mucho que ganar construyendo puentes entre sectores, o en el mismo sector: los excedentes o residuos de unos, pueden ser recursos para otros, entre otras muchas oportunidades.
Aunque aún nos queda un gran camino para ser tan eficientes como la naturaleza. Si el objetivo de la naturaleza es generar vida sostenible, el de la compleja economía y sociedad de consumo actual es crear beneficios y crecimientos ilimitados en un planeta de recursos finitos, una lógica imposible que nos lleva al deterioro planetario medioambiental y social.
¿QUÉ PUEDO HACER YO…?
- Entender cómo funciona la naturaleza y aprender de ella, por ejemplo, la biomímesis es una disciplina científica que aprende de la naturaleza para proponer alternativas y soluciones eco-éticas.
- Aplicar siempre que puedas las nueve erres: repensar, rediseñar, re-fabricar, reparar, redistribuir, reducir, reutilizar, reciclar y recuperar (ahorrar) energía.
- Aprender estrategias de “residuo cero”, reciclaje, reutilización y ecodiseño.
- Pedir en tu escuela que apliquen la compra pública de productos social y ambientalmente responsables (comida, equipación deportiva, electrónica, etc).
- Infórmate del impacto social y medioambiental de los productos que adquieres.
- Reduce el consumo a aquello que es estrictamente necesario.
- Penaliza a los productos o servicios que vulneran principios éticos, sociales o medioambientales.
- Reduce el desperdicio alimentario.
- Valora el impacto a la hora de planificar tus vacaciones.